
RANA VENENOSA
El nombre de anfibios que recibe esta clase de vertebrados está ampliamente justificado, ya que la mayoría de sus especies pueden vivir indistintamente dentro o fuera del agua, y sobre todo porque muchas de ellas atraviesan una fase durante la cual son por completo acuáticas.
La mayoría de los anfibios presentan, por lo tanto, dos características importantes: la facultad de cambiar de medio y la metamorfosis. Ambas cosas se observan a la perfección en las ranas, que son quizás los anfibios actuales mejor estudiados (aunque la taxonomía del género Rana todavía depara sorpresas, incluso en Europa).
Una rana adulta es capaz de estar largas horas en tierra, con frecuencia inmóvil, acechando a sus presas, o corriendo y saltando con tal agilidad que pocos vertebrados genuinamente terrestres la aventajan. A pesar de tan perfecta adaptación a la vida terrestre, las ranas pueden buscar refugio dentro del agua, en la que se zambullen de un salto. Nadan en ella con extrema facilidad y rapidez, permaneciendo sumergidas durante largo tiempo.
Pero no todos los anfibios tienen tan desarrollada esta doble adaptación al medio acuático y al medio terrestre. En este sentido puede observarse una amplia escala de gradaciones, existiendo numerosos casos de anfibios que son exclusivamente terrestres durante toda su vida, en tanto que otros no salen nunca del medio acuático.
Metamorfosis y desarrollo
Las ranas y muchos otros anuros también destacan por la notable metamorfosis que experimentan durante su desarrollo. Cuando nacen, en efecto, son pequeños animales pisciformes que viven en el agua, en la que nadan gracias a los movimientos ondulatorios de su región caudal, que es alargada y comprimida lateralmente, en contraste con la engrosada región cefalotorácica. Su adaptación al agua es perfecta, porque por lo general disponen de un aparato branquial que les permite respirar el oxígeno disuelto en el medio líquido. En las larvas acuáticas de los urodelos, que son muy parecidas al adulto, las branquias suelen ser externas durante toda la fase larvaria. En los renacuajos de los anuros, por el contrario, las branquias sólo son visibles durante los primeros días de vida; posteriormente, éstas quedan recubiertas por unos pliegues de piel que las ocultan en una cámara branquial. Las larvas de las cecilias o anfibios ápodos, por su parte, tienen branquias internas ya desde el nacimiento.
Al final de su vida larvaria, los renacuajos o larvas de anuros comienzan a transformarse de modo gradual. No sólo cambia su forma, sino que también cambian su anatomía y su organización al convertirse en adultos, pasando a ser animales sobre todo terrestres que respiran aire atmosférico por medio de pulmones. Así mismo, pierden la cola y les crecen dos pares de extremidades bien desarrolladas, sobre todo las posteriores, adaptadas para el salto. Los adultos pueden sumergirse en el agua, pero carecen de branquias y por ello se ven obligados a subir a la superficie de vez en cuando para respirar.
Algunas especies de ranas son incluso rapaces de invernar bajo el agua, lo que indica que su respiración continúa en parte dentro de este elemento. Las metamorfosis de urodelos y cecilias no suelen ser tan espectaculares como las de las ranas y otros anuros, ya que por lo general las larvas se parecen mucho a los adultos (a no ser por la presencia de branquias externas en los urodelos, rasgo que también poseen algunos adultos). Algunos urodelos, sin embargo, nacen sin patas y no desarrollan sus patas anteriores hasta unos días después de la eclosión, para desarrollar luego las posteriores, contrariamente a los anuros. Por lo demás, no todos los anfibios experimentan metamorfosis, ni mucho menos. Algunas salamandras, como la alpina o negra (Salamandra atra) y algunas subespecies de la salamandra común (S. salamandra) paren jóvenes completamente desarrollados que sólo se diferencian de los adultos por su tamaño. Otras, como muchas especies del género norteamericano Plethodon, ponen en el suelo huevos de los que salen también jóvenes completamente formados.
El desarrollo sin metamorfosis externa es también frecuente en los anuros, como por ejemplo en Leiopelma, en muchas especies de Eleutherodactylus y en algunos ránidos, racofóridos y microhílidos.
La mayoría de los anfibios presentan, por lo tanto, dos características importantes: la facultad de cambiar de medio y la metamorfosis. Ambas cosas se observan a la perfección en las ranas, que son quizás los anfibios actuales mejor estudiados (aunque la taxonomía del género Rana todavía depara sorpresas, incluso en Europa).
Una rana adulta es capaz de estar largas horas en tierra, con frecuencia inmóvil, acechando a sus presas, o corriendo y saltando con tal agilidad que pocos vertebrados genuinamente terrestres la aventajan. A pesar de tan perfecta adaptación a la vida terrestre, las ranas pueden buscar refugio dentro del agua, en la que se zambullen de un salto. Nadan en ella con extrema facilidad y rapidez, permaneciendo sumergidas durante largo tiempo.
Pero no todos los anfibios tienen tan desarrollada esta doble adaptación al medio acuático y al medio terrestre. En este sentido puede observarse una amplia escala de gradaciones, existiendo numerosos casos de anfibios que son exclusivamente terrestres durante toda su vida, en tanto que otros no salen nunca del medio acuático.
Metamorfosis y desarrollo
Las ranas y muchos otros anuros también destacan por la notable metamorfosis que experimentan durante su desarrollo. Cuando nacen, en efecto, son pequeños animales pisciformes que viven en el agua, en la que nadan gracias a los movimientos ondulatorios de su región caudal, que es alargada y comprimida lateralmente, en contraste con la engrosada región cefalotorácica. Su adaptación al agua es perfecta, porque por lo general disponen de un aparato branquial que les permite respirar el oxígeno disuelto en el medio líquido. En las larvas acuáticas de los urodelos, que son muy parecidas al adulto, las branquias suelen ser externas durante toda la fase larvaria. En los renacuajos de los anuros, por el contrario, las branquias sólo son visibles durante los primeros días de vida; posteriormente, éstas quedan recubiertas por unos pliegues de piel que las ocultan en una cámara branquial. Las larvas de las cecilias o anfibios ápodos, por su parte, tienen branquias internas ya desde el nacimiento.
Al final de su vida larvaria, los renacuajos o larvas de anuros comienzan a transformarse de modo gradual. No sólo cambia su forma, sino que también cambian su anatomía y su organización al convertirse en adultos, pasando a ser animales sobre todo terrestres que respiran aire atmosférico por medio de pulmones. Así mismo, pierden la cola y les crecen dos pares de extremidades bien desarrolladas, sobre todo las posteriores, adaptadas para el salto. Los adultos pueden sumergirse en el agua, pero carecen de branquias y por ello se ven obligados a subir a la superficie de vez en cuando para respirar.
Algunas especies de ranas son incluso rapaces de invernar bajo el agua, lo que indica que su respiración continúa en parte dentro de este elemento. Las metamorfosis de urodelos y cecilias no suelen ser tan espectaculares como las de las ranas y otros anuros, ya que por lo general las larvas se parecen mucho a los adultos (a no ser por la presencia de branquias externas en los urodelos, rasgo que también poseen algunos adultos). Algunos urodelos, sin embargo, nacen sin patas y no desarrollan sus patas anteriores hasta unos días después de la eclosión, para desarrollar luego las posteriores, contrariamente a los anuros. Por lo demás, no todos los anfibios experimentan metamorfosis, ni mucho menos. Algunas salamandras, como la alpina o negra (Salamandra atra) y algunas subespecies de la salamandra común (S. salamandra) paren jóvenes completamente desarrollados que sólo se diferencian de los adultos por su tamaño. Otras, como muchas especies del género norteamericano Plethodon, ponen en el suelo huevos de los que salen también jóvenes completamente formados.
El desarrollo sin metamorfosis externa es también frecuente en los anuros, como por ejemplo en Leiopelma, en muchas especies de Eleutherodactylus y en algunos ránidos, racofóridos y microhílidos.
CREDITOS: Se encuentra en
http://www.zoobaq.org/zoo/mapa_especies.php?taxid=3
http://www.zoobaq.org/zoo/mapa_especies.php?taxid=3
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